(Notícia em espanhol)
Investigadores del Grupo de Tecnología de Procesos Químicos y Bioquímicos de la Universidad de Valladolid y del Laboratorio de la planta de biodiésel de ACOR en Olmedo trabajan conjuntamente en la valorización de uno de los subproductos que se obtienen del proceso del biodiésel, la glicerina, un alcohol que es la base de muchos compuestos farmacéuticos. Como explica María Teresa García Cubero, una de las investigadoras del grupo, “por cada cien kilogramos de biodiésel se producen unos diez de glicerina”, una cantidad importante que la industria farmacéutica no puede asumir.
Por ello, tratan de dar nuevas salidas comerciales a este producto. “Hay muchas alternativas de tratamiento y nos hemos decantado por una que implica la obtención de productos de elevado valor añadido, como es la obtención de precursores utilizados en la producción de plásticos biodegradables”, avanza. A través de un proyecto del Ministerio de Ciencia e Innovación (Micinn), estudian la transformación de la glicerina por dos vías alternativas.
Una de ellas es la transformación química con catalizadores selectivos de forma que se pueda obtener propanodiol, que es el precursor con el que están trabajando, y la otra es una transformación bioquímica “con microorganismos capaces de asimilar la glicerina”. Mientras que con el primer método se obtiene propanodiol 1,3; la transformación bioquímica proporciona como producto 1-2 propanodiol. “Se trata de isómeros similares aunque con propiedades ligeramente distintas”, detalla la experta.
Investigadores del Grupo de Tecnología de Procesos Químicos y Bioquímicos de la Universidad de Valladolid y del Laboratorio de la planta de biodiésel de ACOR en Olmedo trabajan conjuntamente en la valorización de uno de los subproductos que se obtienen del proceso del biodiésel, la glicerina, un alcohol que es la base de muchos compuestos farmacéuticos. Como explica María Teresa García Cubero, una de las investigadoras del grupo, “por cada cien kilogramos de biodiésel se producen unos diez de glicerina”, una cantidad importante que la industria farmacéutica no puede asumir.
Por ello, tratan de dar nuevas salidas comerciales a este producto. “Hay muchas alternativas de tratamiento y nos hemos decantado por una que implica la obtención de productos de elevado valor añadido, como es la obtención de precursores utilizados en la producción de plásticos biodegradables”, avanza. A través de un proyecto del Ministerio de Ciencia e Innovación (Micinn), estudian la transformación de la glicerina por dos vías alternativas.
Una de ellas es la transformación química con catalizadores selectivos de forma que se pueda obtener propanodiol, que es el precursor con el que están trabajando, y la otra es una transformación bioquímica “con microorganismos capaces de asimilar la glicerina”. Mientras que con el primer método se obtiene propanodiol 1,3; la transformación bioquímica proporciona como producto 1-2 propanodiol. “Se trata de isómeros similares aunque con propiedades ligeramente distintas”, detalla la experta.